El 25 de febrero realicé la tercera y última observación de una clase de Esther. En esta ocasión trabajamos con un grupo de 12 alumnos/as de 2º de Bachillerato.
La sesión comenzó con la revisión del examen que habían realizado unos días atrás. Me llamó mucho la atención el hecho de que, en ocasiones, los estudiantes de este nivel cometían errores similares a los que cometen los alumnos de 1º y 2º de ESO. Suelen ser fallos ‘tontos’, pero una reflexión acerca de por qué se arrastran estas confusiones durante varios cursos sería de gran interés.
Una vez completada esta parte de la clase, los alumnos/as sacaron unos poemas que habían redactado con motivo de San Valentín. Debían seguir un modelo y leer su producción al resto de compañeros, lo cual -desde mi punto de vista- ya es motivador de por sí. Esther, además, introdujo el componente competitivo, pidiéndoles que votaran por su producción favorita.
En definitiva, ha sido un lujo poder aprender de Esther y observar lo bien que gestiona sus grupos y cómo logra mantener la atención de sus pupilos en todo momento, al introducir una gran variedad de actividades basadas en la colaboración y el empleo de nuevas tecnologías.
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